lunes, 16 de julio de 2012

LA IMPORTANCIA DEL DESAYUNO

   Hola interviajer@s, ¿qué tal el fin de semana?. Yo lo he pasado tranquila e intentando relajarme al máximo aunque, con una niña de 12 años, la cosa está difícil. Es por eso que los fines de semana no suelo incorporarme al universo internet. Lo dejo para mi familia a la que, entre semana, disfruto poco. Sí, ya sé que muchos estáis pensando que a veces no es sólo el fin de semana sino que también entre semana...Es verdad pero, aunque esto me parece lo más, muchas veces necesito hacer lo menos posible para que mi cerebro no tenga que pensar en nada. Pensad que también lo hago con el teléfono y que no suelo cogerlo más allá del viernes a las 20 horas. Sé que a muchos no os hace falta desconectar a estos niveles pero, tengo comprobado que le sienta de muerte al mío. Ya sabéis, si en algún momento encontráis silencios en el blog, sabed que estoy en una cura de cerebro y necesito el silencio de la nada. Bueno, ya os he comido desamsiado la cabeza así que, vamos a comentar otro tema interesante para nuestra salud y del que yo, debo tomar ejemplo ya que es una práctica que yo no suelo tener.
   El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Lo hemos oído infinidad de veces y, muchos (incluida yo) no hemos hecho mucho caso pero, tenemos que tener en cuenta que no es lo mismo desayunar 1/2 hora o 1 hora después de levantarnos, que ingerir alimentos a media mañana.
   Una buena razón para desayunar es el beneficio intelectual que recibimos y otra buena razón es el daño que provocamos a nuestro organismo con el ayuno mañanero. Vamos a ver qué ocurre con nuestro cuerpo ante esta práctica:
   Suena el despertador y el cerebro empieza a preocuparse: "Ya hay que levantarse y nos comimos todo el combustible". Llama a la primera neurona que tiene a mano y manda un mensaje para ver qué disponibilidad de glucosa hay en la sangre. Desde la sangre le responden: "Aquí hay azúcar para unos 15-20 min., nada más. El cerebro hace un gesto de duda y le dice a la neurona mensajera: "De acuerdo, id hablando con el hígado a ver qué tiene en reserva". En el hígado consultan la cuenta de ahorros y responden que, "a lo sumo los fondos alcanzan para unos 20-25 miuntos". En total, no hay sino cerca de 290 grs. de glucosa; es decir, alcanza para unos 45 minutos, tiempo en el cual el cerebro ha estado rogando a todos los santos a ver si se nos ocurre desayunar.
   Si estamos apurados o nos resulta insoportable comer en la mañana, el pobre cerebro tendrá que ponerse en emergencia: "Alerta máxima, nos están tirando un paquete económico. Cortisona, hja, saca lo que puedas de las células musculares, los ligamentos de los huesos y el colágeno de la piel". La Cortisona pondrá en marcha los mecanismos para que las células se abran y dejen salir sus proteínas. Estas proteínas pasarán al hígado para que las convierta en glucosa sanguínea. El proceso continuará hasta que volvamos a comer.
   Tal y como se ve, si pensamos que no desayunamos nos estamos engañando. Lo que ocurre en realidad es que nos comemos nuestros propios músculos (nos auto-devoramos). La consecuencia es la pérdida de tono muscular y un cerebro que, en vez de ocuparse de sus funciones intelectuales, se pasa la mañana activando el sistema de emergencia para obtener combustible.
   ¿Cómo afecta esto a nuestro peso?. Al comenzar el día ayunando, se pone en marcha una estrategia de ahorro energético, por la cual el metabolismo disminuye. El cerebro no sabe si el ayuno será por más horas o por unos días; así que, toma las medidas restrictivas más severas. Por eso, si luego decidimos almorzar, la comida será aceptada como excedente, se desviará hacia el almacén de "grasa de reserva" y engordaremos.
   La razón de que los músculos sean los primeros utilizados como combustible de reserva en el ayuno matutino se debe a que en las horas de la mañana predomina la hormona cortisol que estimula la destrucción de las proteínas musculares y su conversión en glucosa.
   Ya sabeis chic@s, aquellos que como yo se saltaban el desayuno, debemos empezar a plantearlo diferente si queremos estar del todo bien. Además, si se come el colágeno...¡se nos descuelga la piel y no se puede permitir!.

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